No es insostenible el modelo hotelero, lo que no puede sostenerse es su modelo de gestión – 3ª Parte
No es insostenible el modelo hotelero, lo que no puede sostenerse es su modelo de gestión – 3ª Parte
En
la primera parte de esta serie, he mostrado mi desacuerdo con la idea
de Evan Henshaw-Plath de que el modelo hotelero sea insostenible, dado
que pienso que lo insostenible no es el modelo hotelero, sino la forma
de gestionarlo, como he demostrado en la práctica a lo largo de muchos
años, gestionándolo con éxito a la contra de la mayoría del mercado, y
ganando dinero en hoteles que en pleno boom del turismo llevaban años
perdiéndolo, y donde la mayoría de profesionales del momento decían que
era imposible dar la vuelta a aquellos establecimientos, lo he
demostrado en el terreno teórico, a través de los cursos que he
impartido, a partir de los cuales algunos alumnos propietarios de
establecimientos hoteleros de tipo familiar, han logrado importantes
mejoras de gestión, poniendo en práctica una pequeña parte de las
enseñanzas recibidas, y he tratado de hacerlo ver a otros empresarios y
directores hoteleros tanto en esos cursos como por medio de mi blog en
Hosteltur, iniciado en la antigua comunidad el 5 de abril de 2009, bajo
el título de ¿Necesitan los hoteles españoles un cambio del modelo de gestión?, y en la que hasta su cierre a finales del pasado verano, llegue a publicar 366 post y 2.319 comentarios,
Creo
que el título de mi página web en la Comunidad, demuestra que mi
preocupación siempre ha sido el modelo de gestión y no el modelo
hotelero, idea que sigo intentando trasladar a cuantos puedan leer mis
post y comentarios en la nueva Comunidad donde en los 11 meses que lleva
operativa he publicado otros 106 post y 62 comentarios, en lo que a
veces considero un vano intento de hacer ver que con el modelo de
gestión que se realiza en la hostelería del siglo XXI, un gran número de
establecimientos van “Camino del Precipicio” título de mi último post en la Antigua Comunidad.
En
la segunda parte incido en lo que para mi forma de ver y analizar el
fenómeno turístico en nuestro país, ha sido el mayor problema de su
devenir a lo largo de los años, desde los inicios del desarrollo
turístico de nuestro país en la década de los cincuenta del pasado
siglo, y escribo “que ha sido tan rentable durante muchos años, incluso haciendo las cosas mal, que casi nadie se ha preocupado de aprender a gestionarla,…”,
dando lugar a un estado de ánimo en gran número de profesionales del
sector hotelero, e incluso en las empresas de servicios que le atienden
en el área de las nuevas tecnologías, la consultoría e incluso en las
ramas de la investigación y la formación sea ésta última profesional o
universitaria, de que las cosas se han hecho siempre de la mejor manera
posible, y que la situación problemática que vive el sector, se deriva
de la crisis, sin plantearse ni por un momento, que puedan tener alguna
responsabilidad de la situación, como consecuencia de errores de
planteamiento de una gestión que, desde el primer momento fue enfocada a
la ocupación, en una industria de oferta rígida a lo largo del tiempo y
demanda muy elástica, tanto a nivel estacional como en el día a día,
según sea ésta de carácter vacacional o urbana de negocios.
El
estado de ánimo al que hago referencia en el párrafo anterior, parte
del sentimiento de que si nuestros hoteles han sido muy rentables
durante muchos años, y hemos creado un gran número de cadenas hoteleras
que han crecido enormemente, es prueba evidente de que hemos hecho las
cosas bien, y que si ahora los hoteles trabajan con menos rentabilidad
es por culpa de la crisis y, por tanto, todo volverá a su sitio, cuando
ésta se acabe.
Ese
estado de ánimo les incapacita para admitir que haya podido haber
errores por su parte, pese a las múltiples advertencias de las
intermitentes crisis a lo largo de los últimos cuarenta años, en los que
el enfoque a la ocupación, y los altos niveles de ésta, ha creado un
efecto llamada sobre los inversores, generando una oferta muy superior a
la que el país pudiera necesitar, llevando de forma constante a una
reducción de los precios de venta, para seguir influyendo sobre la
demanda, de forma que les permita seguir manteniendo los niveles de
ocupación a los que se habían acostumbrado, sin darse cuenta de que esa
política de precios, por una parte reduce la rentabilidad de sus
establecimientos, y por otra sigue incidiendo sobre la oferta, al
mantener el efecto llamada sobre nuevos inversores, que sin
conocimientos del sector, no pueden imaginar que los hoteles estén
llenos y pierdan dinero, dando lugar a una espiral de crecimiento de la
oferta y del número de turistas, acompañada de una bajada constante del
nivel de rentabilidad.
Sin embargo los propios hoteleros lo admiten, como trato de demostrar en el post Los clientes solo buscan precio y eso nos cuesta dinero ¿Se puede cambiar ésto?,
y los varios enlaces que se incluyen en el mismo, la realidad es que
esos mismos hoteleros, en sus empresas siguen gestionando y
promocionando un turismo “low cost” insostenible para la economía de un
país que se suponía desarrollado, e incluso que seguiría siendo
insostenible para un país en vías de desarrollo, por cuanto al estar
representados sus mayores gastos, por la amortización de la inversión
inicial, los costes de personal y una serie de gastos fijos sobre los
que puede existir un bajo nivel de influencia, la idea de reducir los
costes de explotación, aprovechando la economía de escala, junto a los
bajos intereses de los créditos de los últimos veinte años, ha impulsado
a muchas empresas a embarcarse en una política de expansión, que no ha
hecho más que crear gigantes con pies de barro, con inversiones más
fundamentadas en la idea de las plusvalías derivadas de la inversión
inmobiliaria, que en estudios de viabilidad con unas mínimas garantías
de poder realizar una gestión rentable de los activos que se adquirían o
de la explotación de los hoteles que se pasaba a explotar en régimen de
alquiler.
En
defensa de lo que señalo en el párrafo anterior podemos fijarnos en
noticias como las que aparecen en los siguientes enlaces “Barceló suelta lastre en EEUU” publicado en 02B el 26/08/2014, “AC suelta lastre para afrontar la crisis” publicado en preferente.com el 30/10/2013, “La cruda realidad de los hoteles de ciudad” publicado en preferente.com el 02/01/2014, y en muchos de mis propios artículos como “Intento de análisis de la industria hotelera española – III” publicado en Hosteltur el 10/07/2014, o en la serie de 12 artículos en los que trato los “Errores en el planteamiento de la comercialización hotelera” del que el anterior enlace nos dirige al último artículo de la serie, publicado el 04/07/2014.
En
el próximo capítulo vamos a tratar de averiguar con unos pocos números,
que todos podamos entender, porque no es posible sostener el modelo
“low cost” al que nos ha llevado el modelo de gestión de muchas de
nuestras empresas, impulsado por el uso equivocado que se hace del
Revenue Management, copiando el modelo desarrollado para las compañías
de aviación, sin adaptación válida alguna, para usarlo en una industria
tan distinta como la hostelería, haciendo que lo que podría haber sido
una extraordinaria herramienta de gestión, se haya convertido en el
estoque de descabello de nuestro toreo, y los Revenue Managers, en los
“puntilleros” que cuando el Director del Hotel no ha sabido crear el
modelo de gestión rentable que necesitaba su establecimiento, acuden a
ellos para que terminen la faena dando la puntilla al hotel que les
había tocado lidiar.
Mientras
los empresarios hoteleros crean que necesitan muchos cargos directivos,
incluidos los revenue managers, en lugar de un equipo de buenos
profesionales liderados por un buen Director de Hotel, y los directores
de hotel no se hagan conscientes de que la función de fijar los precios,
dentro de la estrategia de gestión que hayan adoptado, es su principal
función, los hoteles tanto de cadenas hoteleras como independientes, se
enfrentan a un incierto futuro, y no por culpa de la crisis, sino por
los errores derivados de un modelo de gestión equivocado.
Viene de: No es insostenible el modelo hotelero, lo que no puede sostenerse es su modelo de gestión – 2ª Parte
Autor: Miguel Angel Campo Seoane
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