La Paragua en el estado Bolivar un proyecto que cambio la vida de muchos.

En Julio del año 2006 el presidente de la Republica Bolivariana de Venezuela decreta en emergencia la zona del Estado Bolívar conocida como la Paragua motivado a la devastación de la zona del Guri y la sedimentación que estaban presentando los ríos que alimentan al centro energético mas importante del país conocido como Guri, producto de la minería ilegal.

Muchos fueron los actores involucrados y llamados asumir un rol protagonista y formador en el proceso de Reconversión Minera que exigía el Gobierno nacional a la alcaldía del Municipio Piar y la gobernación del Estado Bolívar, junto a todos los ministerios que tenían parte en el desarrollo de este problema social y ambiental. En respuesta a esta convocatoria multidisciplinaria acudieron en representación   del Ministerio Popular para el Turismo un grupo de personas de diferentes áreas del saber, y representantes de las diferentes regiones del país (Fondos Mixtos de Turismo) para brindar apoyo no solo en la logística de aplicación de los programas de capacitación sino también para ayudar a desarrollar conciencia y políticas turísticas que dieran una oportunidad de cambio a los mineros afectados por la desocupación de las minas en todo lo largo del Río Paragua y Caroní.

El trabajo en equipo fue vital para delegar todas las responsabilidades y oportunidades de apoyar a los pobladores, la prudencia en los comentarios y opiniones que diéramos tanto a los pobladores como a los medios de comunicación que estaban muy pendientes de todos los trabajos que pudiesen afectar de una manera u otra la política de estado. Siempre prevaleció la orientación a los resultados, la sencillez del equipo representante de MINTUR, la adaptabilidad de cada uno de los integrantes del equipo a vivir en condiciones limitadas por el agua, los servicios, la comida, el efectivo y otros factores externos que no permitían tener las condiciones más optimas para la vivencia en el lugar. Muchos de los pobladores que asistimos con los cursos fueron de la etnia indígena pemon. La calidad en el trabajo, la capacidad de aprender, el liderazgo, la tolerancia a situaciones adversas, el soportar la presión del trabajo, y sobre todo implementar el dinamismo y la energía puesta en cada una de las actividades realizadas dieron sus frutos con la lealtad y los cambios que se generaron a partir de nuestra intervención en la población. El compromiso y la ética demostrada en el tiempo del proyecto por parte de cada uno de las 14 personas que hicieron posible este proyecto, fueron punto de honor para la obtención de los resultados. A pesar de que muchos estábamos lejos de nuestras familias, lejos de  comodidades, lejos de tecnologías y otras comodidades producto de las costumbres de vivir en ciudades, no influyeron en la convivencia. Los grupos debíamos compartir cuartos entre diferentes géneros, compartir una casa, limpieza, cocinar, y exponernos ataques de mineros molestos en respuesta de la negativa de los mismos a abandonar la actividad ilegal de la zona y a entregar sus herramientas.

En este proyecto de Reconversión Minera más allá de los objetivos y misión de trabajo que teníamos establecidos por las institución que representábamos, se logró compaginar las habilidades y talentos de personas de 12 estados del país e integrantes del Ministerio  de Turismo que con diferentes formas de pensar, vivir, sentir y actuar lograron ser una sola fuerza, que dio vida a una experiencia única, interesante, transformadora, que dejo una gran moraleja a todos los que participaron en la misma. Allí no valía dinero, ni contactos, ni títulos, ni posiciones, allí prevaleció las competencias personales y grupales que hicieron posible la convivencia y el logro de los objetivos planteados, sobrepasando las expectativas de nuestros superiores y generando el respeto y seguimiento de los pobladores de la Paragua en agradecimiento al esfuerzo que hicimos el grupo de facilitadores que llevamos a cabo el proyecto de Reconversión Minera.

La iniciativa del grupo al proponer a los superiores una feria del Pavón, la creación de una exhibición de artesanía local, la puesta en marcha de un programa de asistencia técnica personalizada por sectores y por propuestas, y sobre todo el amor y la amistad que se genero con todos los miembros del proyecto fue pieza clave del éxito. Es importante destacar que encontramos mucha hostilidad y resistencia al cambio que ofrecíamos en ese momento, se politizó algunas iniciativas y el hecho que existieran diferentes actores representantes de los diferentes ministerios, los cuales querían protagonizar y descalificar a los demás para ganar la buena Pro de el Presidente de la Republica y quienes sin medir las consecuencias de sus acciones ofrecieron sin poder dar lo que prometieron y sin entender que más allá de un proceso de cambio político estábamos cambiando estilos de vida y debíamos ser inteligentes y diligentes en ese aspecto de credibilidad y trabajo funcional. No hacer cosas por hacer, sino realmente rescatar el valor de lo nuestro y la sensibilidad turística a la zona y reconocer la importancia del impacto ambiental.

Fueron 6 meses de trabajo que se cristalizaron en 28 proyectos de posadas, dieron a conocer un  pueblo y crearon una sinergia que todavía prevalece en el corazón de sus pobladores y en la amistad que ahora une a ese grupo humano que hizo posible la realización de este proyecto y lograr el impacto y la trascendencia con la que contó en su momento.

Trabajar con comunidades no es fácil pero sobre todo no se puede jugar con la credibilidad ni con las expectativas de aquellos que día a día conviven en una situación de conflicto. Los talentos humanos son lo que dan forma a los proyectos y a las políticas públicas y es en el ser humano que reposa la responsabilidad de hacer cambios y crear soluciones a problemas que han sido creados por nosotros mismos.

El éxito es personal en la medida que nos superemos a nosotros mismos y con humildad aceptemos que debemos ser holístico y humanos sin perder la perspectiva del compromiso que tenemos con las generaciones futuras.

Por Mirna Meza Zambrano